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Cada vez más hogares están diciendo adiós a los plásticos desechables para dar paso a opciones reutilizables y ecológicas. Bolsas de tela, botellas de acero inoxidable, envoltorios de cera de abeja y bolsas de silicona se han convertido en protagonistas de una nueva forma de consumo.
La práctica se complementa con la filosofía de la economía circular: reparar antes que reemplazar. Desde electrodomésticos hasta ropa, los talleres de reparación y proyectos comunitarios están ganando fuerza en ciudades y pueblos.
Además, iniciativas como el “Lunes sin Carne” promueven una alimentación basada en plantas, que no solo mejora la salud, sino que también reduce la huella de carbono vinculada a la producción ganadera.